jueves, 15 de febrero de 2007

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Critica Teatral

BETTY BLUE CON REMOLACHA
Carlos Herrera. Abril 2005
Dentro de la gran cantidad de grupos que hacen vida creativa en el seno de las universidades venezolanas, el grupo Teatro Experimental de Artes (TEARTES) inscrito en el seno de la Universidad Central de Venezuela y con alguna línea vinculante con los alumnos de la Escuela de Artes ha ido descollando de forma lenta pero efectiva en la escena caraqueña. Con un trabajo silencioso pero emprendedor desde el año 1999 tanto Jericó Montilla como algunas jóvenes promesas de la actuación busca expresar que el talento se nutre con la formación y que la experiencia es un algo más que libros, teorías y conceptos: es hacer tablas.
Hemos podido apreciar su más reciente trabajo teatral “Betty blue con remolacha” en los espacios del Laboratorio Teatral “Anna Julia Rojas” y sencillamente convencen. Un texto original de la dramaturga Lali Armengol Argemi que contó con una correcta versión y atractiva puesta en escena por parte de esta incisiva Jericó para afirmar ante propios y extraños que el universo de lo femenino es un algo que siempre tendrá lecturas de entendimiento tan disímiles que harán reflexionar al individuo y a la vez hacerlo disfrutar como espectador tanto por el asunto tocado como por la digna respuesta artística manejada.
Betty blue con remolacha” como experiencia signica, sensorial y de aproximación contemporánea no resulta fácil de aprehender al público que espera algo masticado y situaciones que le provoquen una risa autómata. Como tal, es un espectáculo con mucha densidad, que se plantea el manejo del espacio bifrontal en verticales, que exprime el potencial del histrión, que busca armonizar una intención de ritmo, atmósfera lumínica y de sonido como un todo que imbrica de forma consistente no sólo con el singular el universo armengoliano sino también buscando hacer juntillas de inflexión con “las ideas conceptualistas de Joseph Kosuhp” y sus “hilos que discurren [a manejar] la nada, el tiempo, el sentido, el vacío y el lleno [a fin de que queden supeditados] a la utilización del actor como objeto e interprete”.
Convincente, pulcro y con buena estética de imagen este montaje cuenta con los correctos desempeños actorales de Jariana Armas, Rubén Castillo, Mauricio Gómez y Louani Rivero. Su energía y búsquedas quedaron expuestas ante un público que osciló entre el desconcierto y lo expectante. Un aplauso. Sigan así, que ¡llegarán lejos!.